Nuestro lenguaje depende del contexto. El receptor y las circunstancias que rodean el acto de comunicación guían nuestro lenguaje y la forma de comunicarnos. Para darte cuenta de esta afirmación sólo tienes que pensar en cómo hablas a un niño, a tu mejor amigo o a tu médico de cabecera. En todas ellas usarás un lenguaje diferente o incluso es posible que modifiques la entonación de tu voz. En ocasiones, podemos encontrarnos niños cuyo lenguaje está construido de forma correcta, pero, no se ajusta a las diferentes situaciones sociales de la comunicación: momento, tema de conversación, lugar, receptor… Pueden ser niños que padecen un trastorno llamado trastorno de la comunicación social (pragmático). ¿Quieres conocer en profundidad este trastorno? ¡Sigue leyendo!
1.¿Qué es trastorno de la comunicación social (pragmático) o el trastorno semántico-pragmático?
El trastorno de la comunicación social (pragmático) se caracteriza por dificultades en el uso del lenguaje en situaciones sociales y comunicativas.
Los niños con este trastorno pueden tener problemas para entender el significado de frases ambiguas, para usar el lenguaje de forma adecuada en diferentes contextos sociales, dificultades para comprender el lenguaje no verbal y las expresiones faciales o para iniciar y mantener conversaciones. Por tanto, afecta tanto a la expresión como a la comprensión del lenguaje. Sin embargo, la articulación y la construcción de frases no presentan dificultades.
En España, se estima que la prevalencia del trastorno de la comunicación social o trastorno semántico-pragmático es del 2% al 5% de la población infantil.
El trastorno semántico-pragmático o dificultades pragmáticas en el lenguaje fueron dos nomenclaturas para referirse a la misma condición que se utilizaron antes del 2013. En ese año, la última edición del Manual Diagnóstico y Estadístico de los trastornos mentales, DSM-5 incluía una categoría nueva llamada trastorno de la comunicación social (pragmático). Esta categoría nueva se incorporaba al grupo de los trastornos de comunicación. El trastorno de la comunicación social (pragmático) se reconoció oficialmente como diagnóstico, desterrando los anteriores nombres.
Es importante tener en cuenta que el trastorno semántico-pragmático o trastorno de la comunicación social (pragmático) puede tener un impacto significativo en el desarrollo académico, especialmente en la lectoescritura, y en las relaciones sociales del niño. Por esta razón, es importante el diagnóstico precoz y la intervención temprana.
2. ¿Qué causa el trastorno de la comunicación social (pragmático) o trastorno semántico-pragmático?
No existe un consenso definitivo sobre el origen del trastorno, pero, se proponen diferentes factores relacionados con el mismo: lesiones cerebrales, factores genéticos, factores ambientales y factores sociales.
2.1. Lesiones cerebrales
Estas lesiones pueden afectar las áreas del cerebro responsables del procesamiento del lenguaje, lo que puede alterar la comprensión y expresión de este.
2.2. Factores genéticos
Los antecedentes familiares de trastorno del espectro autista, trastornos de la comunicación y el trastorno específico de aprendizaje se relacionan con un aumento del riesgo de padecer trastorno de la comunicación social (pragmático).
2.3. Factores ambientales
La exposición a ciertos factores ambientales durante el desarrollo prenatal y temprano pueden contribuir al trastorno de la comunicación social (pragmático). Estos factores pueden incluir infecciones maternas durante el embarazo, complicaciones durante el parto, exposición a toxinas y medicamentos durante el embarazo, etc.
2.4. Factores sociales
La falta de interacción social temprana, la escasa estimulación comunicativa y escasas oportunidades de practicar habilidades de comunicación social también pueden contribuir a este trastorno.
3. ¿Qué consecuencias puede tener el trastorno de la comunicación social (pragmático) o trastorno semántico-pragmático en la vida de una persona?
Las dificultades en la pragmática (uso social del lenguaje), es decir, en la adaptación adecuada del lenguaje a las características específicas del acto comunicativo y en la comprensión de las reglas sociales pueden provocar diversas manifestaciones como las siguientes:
- No saludar de forma adecuada.
- Permanecer callado durante una conversación.
- Responder a preguntas con un tema ajeno a la conversación.
- Interrumpir la conversación constantemente.
- No respetar los turnos de conversación.
- No entender los significados ambiguos, la ironía o el sarcasmo.
- Interpretar de forma errónea los gestos faciales.
- Dificultades para comprender las inferencias y el significado global del texto.
- Dificultades en la expresión escrita.
Estas manifestaciones pueden tener diferentes consecuencias que varían dependiendo de la gravedad. Algunos niños mejoran considerablemente a lo largo del tiempo y en otros persisten las dificultades hasta la edad adulta. No obstante, ambas situaciones pueden tener un impacto significativo en la vida diaria de una persona y puede conducir a una serie de complicaciones en diversas áreas. Pueden afectar la capacidad de una persona para establecer relaciones interpersonales satisfactorias y para funcionar de manera efectiva en situaciones académicas y sociales.
Los niños con este trastorno pueden tener dificultades para establecer amistades y para interactuar socialmente con sus compañeros, lo que puede afectar negativamente su autoestima y su bienestar emocional. Además, pueden tener dificultades para comprender las instrucciones de los profesores, lo que puede llevar a problemas académicos.
En adultos, las complicaciones pueden incluir dificultades para relacionarse con los demás en el trabajo y en la vida social, lo que puede afectar su calidad de vida y su capacidad para desarrollarse profesionalmente. También puede haber problemas para entender el lenguaje escrito y hablado, lo que puede llevar a problemas en la comprensión de información importante y en la toma de decisiones.
Asimismo, el impacto del trastorno puede extenderse a las relaciones familiares y a la dinámica del hogar. Los progenitores y los hermanos de una persona con este trastorno pueden tener dificultades para comunicarse con ella, lo que puede causar tensión y conflictos en la familia.
4. ¿Cómo se detecta el trastorno de la comunicación social (pragmático) o el trastorno semántico-pragmático?
La detección precoz del trastorno de la comunicación social (pragmático) es esencial para garantizar un diagnóstico temprano y un tratamiento efectivo. Es importante detectar estas dificultades en el lenguaje lo antes posible, para que los niños puedan recibir la atención y el apoyo que necesitan para desarrollar habilidades lingüísticas adecuadas y mejorar su calidad de vida.
A partir de los 4-5 años pueden verse manifestaciones que pueden hacer pensar en que la comunicación del niño no se ajusta al contexto específico de la comunicación. En los casos más leves puede que no se observen los síntomas hasta la adolescencia temprana.
El diagnóstico suele requerir una evaluación multidisciplinaria que puede involucrar a diferentes profesionales, como logopedas, psicólogos y/o neuropsicólogos. Algunas de las fases del diagnóstico suelen ser:
4.1. Anamnesis
Información sobre la historia clínica y de desarrollo del niño, incluyendo el tiempo de inicio de los síntomas, su gravedad, el impacto en la vida diaria y cualquier otro antecedente relevante. También se recopila información sobre el desarrollo cognitivo, la comunicación y el comportamiento.
4.2. Evaluación del lenguaje y de la comunicación
Se aplican pruebas para evaluar la comprensión y expresión del lenguaje, la pragmática y la capacidad para interactuar socialmente.
4.3. Observación directa
Además, se pueden utilizar herramientas de observación para evaluar la interacción social y la comunicación en situaciones naturales, como en el aula o en el hogar. Esto puede incluir la observación directa del niño en su entorno natural o la revisión de videos grabados.
4.4. Evaluación neuropsicológica
También se pueden realizar pruebas neuropsicológicas para evaluar las funciones cognitivas relacionadas con el lenguaje y la comunicación, como la memoria verbal y la atención selectiva.
El Manual Diagnóstico y Estadístico de los trastornos mentales (DSM-5) establece el cumplimiento de los siguientes criterios diagnósticos para establecer el diagnóstico de trastorno de la comunicación social (pragmático):
Dificultades persistentes en el uso social de la comunicación verbal y no verbal que se manifiesta mediante los siguientes síntomas:
- Dificultades en el uso de la comunicación para propósitos sociales de manera apropiada al contexto social como saludos inapropiados. Como dificultad para cambiar la comunicación de forma que se adapte al contexto o a las necesidades del que escucha, dificultades para seguir las normas de conversación y narración (turnos de conversación, expresarse de otro modo cuando el interlocutor no entiende y saber cuándo utilizar signos verbales y no verbales para regular la comunicación) y dificultades para comprender el mensaje no explícito, la ironía, significados no literales o ambiguos.
- Los déficits causan limitaciones en la eficacia de la comunicación, participación social, relaciones sociales, logros académicos o en el desempeño laboral.
- Los síntomas comienzan en el primer período del desarrollo, pero las deficiencias pueden no manifestarse hasta que las necesidades de comunicación social superan la capacidad del niño.
- Los síntomas no son originados por otra afección médica o neurológica, ni debido a dificultades del lenguaje como morfología y gramática. Tampoco se explican mejor por un trastorno del espectro autista, discapacidad intelectual o retraso global del desarrollo.
El trastorno del lenguaje, el trastorno de déficit de atención/hiperactividad (TDAH), problemas conductuales y trastornos de aprendizaje son más frecuentes entre las personas que padecen trastorno de la comunicación social (pragmático).
5. ¿Cómo se lleva a cabo el tratamiento del trastorno de la comunicación social (pragmático) o trastorno semántico-pragmático?
En los casos en los que el trastorno no se diagnostique ni se trate adecuadamente, las complicaciones pueden incluir problemas emocionales, tales como baja autoestima, ansiedad y depresión, así como dificultades en las relaciones sociales y laborales. Por este motivo, el tratamiento resulta esencial.
La evaluación anterior guiará el plan de tratamiento adecuado a las necesidades específicas del paciente cuyo objetivo será mejorar las habilidades comunicativas y la socialización. A continuación, se describen algunos de los tratamientos más utilizados:
5.1. Terapia del lenguaje
El logopeda o foniatra se centra en mejorar la capacidad del paciente para comprender y utilizar el lenguaje en contextos sociales y comunicativos. Los aspectos a trabajar dependen de cada caso, pero algunos comunes son:
- Expresión oral espontánea, iniciativa y mantenimiento de la conversación.
- Contacto ocular al hablar.
- Respeto de turnos.
- Organización y estructuración de la conversación.
- Comprensión de refranes, frases con doble sentido, humor irónico.
- Lecturas comprensivas y elaboración de inferencias.
- Redacciones y expresión escrita
5.2. Programa de capacitación para padres
El logopeda puede formar a los progenitores para que puedan ser una parte activa en la mejora de las habilidades comunicativas de su hijo. El objetivo es mejorar las habilidades de comunicación y socialización del niño en el hogar y en otros entornos. El reforzamiento de los logros alcanzados es un factor importante para alentar al niño a seguir mejorando.
5.3. Grupos de habilidades sociales
Las sesiones con otros niños ayudan a comprender y aplicar las normas sociales implicadas en la comunicación como interpretar de forma adecuada el lenguaje corporal y las expresiones faciales y, de esta forma, aprender a interactuar adecuadamente. Uno de los ejercicios más utilizados son los juegos de rol y el entrenamiento en resolución de conflictos.
5.4. Terapia psicológica
En el caso del trastorno semántico-pragmático o trastorno de la comunicación social (pragmático), la terapia de comportamiento se puede utilizar para mejorar las habilidades sociales y de comunicación del paciente. Los terapeutas pueden trabajar con el paciente para identificar situaciones sociales y comunicativas desafiantes y desarrollar estrategias efectivas para interactuar en estas situaciones.
6. Referencias bibliográficas
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- American Psychological Association [APA]. (2014). Manual de diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM-5). Editorial Médica Panamericana.
- Fernández, A. B., & Díaz, A. I. (2012). Trastorno semántico-pragmático: diagnóstico y tratamiento. Revista de Neurología, 54(4), 241-250.
- Martínez Alonso, M., Fernández Rodríguez, M., & Pérez Moleiro, L. (2015). Trastorno de la comunicación social (pragmático), nueva categoría diagnóstica DSM-5, consideraciones clínicas y diagnóstico diferencial a propósito de un caso. Revista De Psiquiatría Infanto-Juvenil, 32(3), 155–160.