¿Has oído hablar sobre la anomia? Déjame que te cuente… Todos hemos sentido la sensación de tener una palabra en la punta de la lengua pero que no llega a pronunciarse. Suele ocurrirnos, sobre todo, con palabras poco frecuentes o nombres lejanos en el tiempo, ¿verdad?
Ahora, imagínate vivir esta incomodidad de forma frecuente en tu día a día con objetos cotidianos y cómo puede limitar cualquier conversación por sencilla que sea. Esto es lo que padecen las personas con anomia. En este post conoceremos en profundidad las particularidades de este trastorno.
1. ¿Qué es la anomia?
La anomia es un trastorno del lenguaje que se caracteriza por la capacidad de conocer la palabra específica pero la incapacidad de acceder a ella. La persona que sufre este trastorno no recuerda el nombre de las cosas.
Generalmente, la dificultad se presenta en la utilización de sustantivos aunque también aparece, frecuentemente, con los verbos y, en menor medida, con otros tipos de palabras como adjetivos.
Esta limitación hace que se resienta la fluidez de la conversación con pausas y provoca que se utilicen palabras inespecíficas como objeto, cosa o animal y descripciones en lugar de la palabra exacta. Este problema se produce también en el lenguaje escrito.
En los casos de personas bilingües o plurilingües, la anomia se presenta en mayor grado en solo uno de los idiomas. También pueden confundirse de idioma en la búsqueda de la palabra correcta.
Este trastorno, que tiene entidad propia, es también el síntoma común de las diferentes formas de afasia. La afasia es un trastorno del lenguaje que implica serias dificultades en la compresión o expresión del lenguaje hablado y escrito debido a una lesión cerebral. Cuando el único síntoma de la afasia es la anomia recibe el nombre de afasia anómica. Esta variedad de afasia también es una etapa común en la recuperación del resto de tipos de afasia porque es la forma más leve de afasia. En la afasia anómica, el habla es bastante fluida sin alteraciones en otras áreas del leguaje como repetición o comprensión pero con dificultades en la recuperación de palabras específicas.
2. ¿Existen diferentes tipos?
La clasificación de la anomia es compleja debido a que, a veces, se asocia con afasia, demencias y otras alteraciones neurológicas como en el síndrome confusional agudo. A pesar de ello, se puede clasificar en tres grandes tipos: anomia léxica, anomia fonológica y anomia semántica.
2.1. Anomia pura o léxica
La persona conoce el concepto y características de lo que quiere nombrar pero no logra acceder a su nombre. Por tanto, la dificultad se encuentra en la denominación. Por ejemplo, la persona ve un reloj y sabe cómo es, cómo funciona, para qué sirve pero no es capaz de recordar su nombre. Suelen decir palabras incorrectas.
2.2. Anomia semántica
En este tipo de anomia, además del déficit en la denominación, la dificultad reside en identificar un objeto, incluso cuando se le da el nombre. Por ejemplo, si se pide a una persona que padece anomia semántica que coja la goma de borrar que está situada dentro de un estuche escolar, la persona no sabría cuál de los objetos dentro del estuche es la goma. Hay un fallo en las representaciones de significado de los objetos. La persona tiende a utilizar sinónimos incorrectos. La anomia semántica es causada por daño en la región denominada giro angular.
2.3. Anomia fonológica
En este tipo, la persona conoce el objeto y sabe su nombre pero la dificultad reside en la selección de los fonemas que forman la palabra, por lo que no puede articular la palabra. Suelen producirse errores como sustituciones, adiciones y omisiones de sonidos.
3. ¿Por qué se produce la anomia?
- Accidentes cerebrovasculares (ACV): el flujo sanguíneo cerebral es interrumpido, lo que puede llegar a provocar la muerte de neuronas causando daño cerebral permanente.
- Traumatismos craneoencefálicos: caídas, golpes, accidentes de trabajo…
- Tumores cerebrales: A medida que el tumor crece, la presión intracraneal aumenta. Esto provoca que los síntomas, a menudo, se vuelvan más severos.
- Enfermedades neurodegenerativas como Alzheimer cursan con síntomas de anomia en las primeras etapas.
- Infecciones cerebrales.
En la afasia anómica puede verse afectado el hemisferio derecho pero, en la mayoría de los casos, es el hemisferio izquierdo es el que está alterado. La anomia aislada se asocia con lesión en el lóbulo temporal y región temporo-occipital.
4. ¿Cómo se realiza el diagnóstico de anomia?
- Historia clínica del paciente: síntomas, antecedentes clínicos, enfermedades…
- Examen neurológico a través de pruebas de imagen cerebral: resonancia magnética, TAC…
- Pruebas de lenguaje: unos de los tests más utilizados el test de denominación de Boston. Entre las tareas que se suelen aplicar para identificar los diferentes tipos de afasia destacan las siguientes:
- Denominación de imágenes y la clasificación semántica: actividad en la que hay que clasificar palabras y dibujos en diferentes grupos según un significado común.
- Asociación semántica: asociar dos dibujos o palabras que comparten rasgos o una utilidad común.
- Emparejamiento palabra-dibujo.
- Actividades de decisión igual o diferente: tras la presentación de dos palabras, la persona debe decidir si ambas palabras tienen el mismo significado o significados diferentes.
- Repetición de sílabas, palabras y frases.
5. ¿Qué tratamientos mejoran este trastorno?
No existe ningún tratamiento que cure completamente la anomia, pero diferentes métodos pueden mejorar los síntomas del trastorno. El pronóstico varía en función de la severidad del daño cerebral y la extensión del mismo.
El especialista de referencia es el logopeda. El plan de tratamiento varía en función de la naturaleza de la anomia con unos objetivos diferentes según el problema que causa la anomia y el tipo de anomia presentada.
En casos de anomia severa en la que la comunicación esté muy afectada, el objetivo, además de mejorar el acceso al léxico, a la fonología o al significado de las palabras, será la implementación de sistemas alternativos de comunicación (SAAC).
Las tareas y actividades que engloban el tratamiento tienen que tener en cuenta las características de los estímulos y cómo afectan a la complejidad de cada tipo de anomia. Por ello, he divido el tratamiento en los distintos tipos de anomia.
5.1. Anomia semántica
Para empezar es necesario destacar que en este tipo de anomia los pacientes tienen más dificultad con las palabras abstractas. Algunos de los ejercicios que suelen practicarse en el tratamiento son los siguientes: definiciones, clasificación por categorías, asociación de imágenes y palabras, búsqueda de sinónimos.
5.2. Anomia léxica
En este tipo de anomia el paciente tiende a cometer más errores con las palabras poco frecuentes. Algunos de los ejercicios que forman parte del tratamiento son los siguientes:
- Buscar palabras que riman o completar oraciones.
- Para la recuperación de las palabras se emplean palabras claves. El paciente identifica palabras clave que puede recuperar sin dificultad y establece una relación entre las palabras clave y palabras que comienzan con el mismo sonido pero que le cuesta acceder a ellas. De esta forma, el uso de palabras claves facilita la recuperación.
- Del mismo modo, otra estrategia para la recuperación de palabras es la denominación inducida por circunloquios. En este método el paciente utiliza circunloquios como ayuda para nombrar objetos.
5.3. Anomia fonológica
Por último, en la anomia fonológica la dificultad de articulación y la mayor longitud de la palabra son variables que aumentan el número de errores. Por este motivo, el tratamiento incluye ejercicios como lectura en voz alta, repetición de palabras o selección de palabras que riman.
6. ¿Cómo comunicarse con una persona con anomia?
- Habla de forma pausada.
- Concede tiempo para que la persona con anomia pueda expresarse.
- No termines sus frases.
- No muestres signos de impaciencia.
- En caso necesario, puedes utilizar gestos, escritura o dibujos.
7. Referencias bibliográficas
- Cuetos, F. (2003). Anomia: la dificultad para recordar las palabras. Madrid: TEA Ediciones.
- Cuetos, F. (2011). Neurociencia del lenguaje. Bases neurológicas e implicaciones clínicas. Madrid: Editorial Médica Panamericana.
- González, P. y González, B. (2011). Afasia: de la teoría a la práctica. Madrid: Editorial Médica Panamericana.