Nuestra cara está formada por más de 40 músculos y muchos de ellos controlan los movimientos de labios, mandíbula y mejillas. Estos músculos, junto con los que componen la lengua, la laringe y el cuello, se encargan de funciones como la articulación de los sonidos, la masticación y la deglución. ¿Qué ocurre si a alguno de estos músculos no les llega la información y no pueden realizar su función de manera correcta? Este es el reto al que se enfrentan las personas que padecen disartria. En este artículo podrás conocer en profundidad el trastorno. ¡Sigue leyendo!
1. ¿Qué es la disartria?
La disartria es un trastorno motor del habla en el cual los músculos que ayudan a producir el habla están debilitados, dañados o paralizados. De esta forma, la persona pierde el control y coordinación de los movimientos encargados de la producción del habla.
Como consecuencia, se producen, entre otras manifestaciones, problemas de articulación y de voz, que pueden dificultar la inteligibilidad del habla, y problemas en la deglución. Cuando la persona es incapaz de articular los sonidos, debido también a una lesión en el sistema nervioso, hablamos de otro trastorno llamado anartria.
2. ¿Qué tipos de disartria existen?
La disartria se clasifica en diferentes tipos en función de la ubicación de la lesión en el sistema nervioso. Esto también determinará la gravedad del trastorno.
2.1. Disartria atáxica
La lesión que produce este tipo de disartria se encuentra en el cerebelo, responsable de regular el movimiento. Provoca manifestaciones como voz monótona, lenta y descoordinada que se asemeja al habla de una persona ebria.
2.2. Disartria espástica
En este caso, el daño se ocasiona en la parte del sistema piramidal involucrada en el control de los músculos del cuello y de la cara. Da lugar a una articulación con tensión, aumento de la intensidad y hipernasalización del habla.
2.3. Disartria flácida
En este tipo de disartria se encuentra lesionado el nervio vago que inerva músculos de la cara y de la laringe. La persona aquejada de esta disartria presenta tensión muscular y escape de saliva debido a la paralización o atrofia muscular.
2.4. Disartria hipercinética
La lesión se localiza en los ganglios basales que controlan, entre otras cosas, el movimiento motor involuntario. Provoca hipernasalidad, fatiga al hablar, espasmos, voz temblorosa y voz rasposa.
2.5. Disartria hipocinética
Las causas habituales que pueden producir este tipo de disartria son los medicamentos antipsicóticos y la enfermedad de Parkinson que afecta a los ganglios basales. Se caracteriza por un habla monótona, entrecortada y de intensidad baja, temblores; espasmos, limitación de movimiento, así como dificultad para deglutir y articular sonidos.
2.6. Disartria mixta
Con este término se engloban las disartrias que presentan síntomas de dos tipos o más de disartrias. Este tipo de disartria es la más común y suele darse en personas que han sufrido múltiples accidentes cerebrovasculares o que presentan Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA). Se producen por lesión en diferentes áreas motoras del sistema nervioso.
3. ¿Qué causa la disartria?
La disartria ocurre cuando se dañan áreas del sistema nervioso implicadas en los aspectos motores del habla. La disartria puede ser congénita, producirse al nacer o a lo largo de la vida. Los síntomas son variados en función de los músculos afectados que dependen, a su vez, de la localización y la causa de la lesión. A continuación, veremos algunas posibles causas que provocan disartria.
- Accidente cerebrovascular (ACV)
- Traumatismo craneoencefálico (TCE)
- Tumor cerebral
- Demencia
- Enfermedad de Lyme
- Efecto secundario de medicamentos como sedantes, anticonvulsivos, antipsicóticos.
- Exposición a sustancias tóxicas: alcohol, metales pesados o monóxido de carbono.
- Lesiones en los nervios que inervan músculos implicados en el habla como parálisis de Bell o traumatismos en la cara y/o el cuello.
- Enfermedades neuromusculares: parálisis cerebral, distrofia muscular, miastenia gravis, esclerosis lateral amiotrófica (ELA) y esclerosis Múltiple (EM).
- Enfermedades del sistema nervioso: enfermedad de Parkinson, enfermedad de Huntington, enfermedad de Wilson, epilepsia y afecciones inflamatorias: meningitis, encefalitis o enfermedades autoinmunes.
4. ¿Cuáles son los síntomas de la disartria?
Los síntomas varían mucho en función del tipo de disartria y de la gravedad. Algunos de los signos que puede presentar una persona con disartria son:
- Articulación imprecisa que puede dar lugar a un habla ininteligible.
- Habla lenta (bradilalia) o rápida (taquilalia).
- Cambio repentino en la intensidad del habla.
- Voz de intensidad muy baja casi susurro.
- Voz ronca, soplada o tensa.
- Habla entrecortada, temblorosa o vacilante.
- Voz hipernasalizada.
- Habla monótona.
- Temblor, movimientos involuntarios y dificultad de movilización de labios, lengua y mandíbula que puede causar dificultades para masticar y tragar y posible escape de saliva.
- Rostro caído, músculos faciales débiles.
- Mucho o poco reflejo nauseoso.
5. ¿Cómo se diagnostica disartria?
La persona acude a su médico que tratará de buscar los factores causantes de los síntomas presentados. Dependiendo del origen, el paciente puede ser derivado al servicio de neurología y otorrinolaringología. Además, la figura del logopeda también puede ser clave en el diagnóstico.
5.1. Médico
- Historial médico: recopila información sobre antecedentes familiares, síntomas presentados, ingesta de medicamentos, etc.
- Examen físico.
- Análisis de orina y sangre para comprobar infecciones.
- Derivación a otorrinolaringología y/o neurología.
5.2. Otorrinolaringólogo
- Laringoscopia. Técnica que consiste en introducir un instrumento llamado laringoscopio que contiene un haz de luz y una lente o cámara de vídeo que permite visualizar la laringe.
- Videoendoscopia de deglución o videofluoroscopia para observar dificultades a la hora de tragar alimentos.
5.3. Neurólogo
- Pruebas de neuroimagen: resonancia magnética (RM), tomografía axial computarizada (TAC) de cuello y cerebro, electroencefalografía (EEG).
- Electromiografía y estudios de conducción nerviosa para evaluar la actividad eléctrica de los nervios y músculos.
- Punción lumbar para extraer una muestra de líquido cefalorraquídeo.
- Evaluación neuropsicológica para comprobar las diferentes funciones cognitivas. La disartria sólo afecta a la función motora del habla. Si el paciente tiene dificultades en alguna prueba puede ser debida a otro trastorno o una disartria con una enfermedad subyacente.
- Biopsia cerebral para tomar una muestra del tejido del cerebro.
5.4. Logopeda
- Evaluación de la tonicidad y movilidad de cara, mandíbula, labios, lengua y paladar blando.
- Evaluación de la respiración y del soplo fonatorio.
- Evaluación de las características de la voz: timbre, intensidad, tono, articulación y ritmo.
6. ¿Qué tratamiento existe para la disartria?
El plan de intervención es individualizado y está determinado por el origen y el tipo de disartria. En el caso de que esté causada por medicamentos, la suspensión de éstos provocará que los síntomas desaparezcan. En el caso de que la disartria se deba a un tumor o a una lesión del sistema nervioso operable, la prescripción será una intervención quirúrgica. Asimismo, si el origen de la disartria está relacionado con una enfermedad, algunos medicamentos pueden ser beneficiosos para controlar o eliminar los síntomas de disartria.
En la intervención pueden intervenir diferentes profesionales para mejorar la calidad de vida del paciente como psicólogos, cirujanos o neurólogos. Uno de los profesionales fundamentales en la intervención de disartria es el logopeda o foniatra. En función del diagnóstico, los objetivos de la terapia de logopedia son diferentes: recuperar el habla normal, mejorar al máximo el habla o mejorar la comunicación para ganar efectividad de forma bidireccional: paciente, familia y personas de su entorno próximo.
La intervención logopédica para un caso de disartria puede comprender las siguientes actividades:
- Ejercicios de control y coordinación respiratoria.
- Terapia miofuncional para fortalecer y ampliar el movimiento de los músculos involucrados en el proceso de habla y fonación.
- Ejercicios de resonancia y técnica vocal.
- Ejercicios para mejorar la articulación de los diferentes fonemas.
- Maniobras deglutorias para mejorar la forma de tragar alimentos y reducir riesgos de atragantamiento y aspiración.
- Técnicas para conseguir un habla más lenta.
- Ejercicios para mejorar la prosodia y reducir o eliminar el habla monótona.
- Consejos para mejorar la interacción comunicativa.
- Implementar un sistema de comunicación alternativa (SAAC) que permite comunicarse de forma eficaz sin lenguaje oral cuando el discurso del paciente es ininteligible.
7. Recomendaciones para mejorar la comunicación
La persona que padece disartria puede llevar a cabo estas pautas para mejorar la interacción:
- Busca un lugar tranquilo sin ruidos o, en su defecto, reduce o elimina todos los ruidos posibles.
- Mira a la persona con la que estás hablando para que pueda observar los movimientos de tu boca.
- Expón el tema sobre el que quieres hablar con una palabra clave. Por ejemplo, si necesitas hablar sobre la compra de unas entradas para el cine, comienza con la palabra “cine”.
- Habla despacio para facilitar a los oyentes la comprensión de tu discurso.
- Realiza frases más cortas.
- Usa palabras más fáciles de articular.
- Realiza pausas frecuentes.
- Refuerza tu discurso con gestos y expresiones faciales.
- Comprueba que tus interlocutores están comprendiendo lo que dices.
- Ante el cansancio acorta tu discurso, ya que afecta la inteligibilidad.
- Puedes portar una agenda y un bolígrafo o un móvil para comunicarte de forma escrita.
Los familiares y personas cercanas a la persona que padece disartria deben conocer algunos consejos para poner en práctica cuando conversan con él o ella.
- Haz partícipe en las conversaciones a la persona que sufre disartria.
- Establece contacto visual y centra tu atención en los movimientos de la boca para facilitar la comprensión del discurso que estás escuchando.
- Pregunta lo que no hayas entendido o hazle saber que no estás comprendiendo su discurso.
- Puedes repetir o resumir lo que ya has entendido para evitar la repetición innecesaria.
- Haz preguntas de sí o no que puedan ayudar a la comprensión del mensaje.
- Permite a la persona con disartria terminar su discurso sin mostrar signos de impaciencia.
- Ante las dificultades, anima a la persona a escribir.
8. Referencias bibliográficas
- Coll- Florit, M., Aguado, G., Fernández-Zúñiga, A., Gambra, S., Perelló, E. y Vila-Rovira, J. (2016). Trastornos del habla y de la voz. Barcelona: editorial UOC.
- Melle, N. (2007). Guía de intervención logopédica en la disartria. Madrid: Síntesis.
- Susanibar, F., Dioses, A., Marchesan, I., Guzmán, M,, Leal, G., Guitar. B., Junqueira, A. (2016). Trastornos del Habla. De los fundamentos a la evaluación. Madrid: GIUNTI EOS.